Se nos habla de hoy de intentar encontrar el punto de contacto entre los hombres, en vez del punto de conflicto.
 En nuestras vidas, casi sin darnos cuenta, corremos el riesgo de  deslizarnos poco a poco a niveles degradados de relación en los que  prevalece la agresión, el insulto, la zafiedad.
Podemos, un día, tomar la resolución de salir de ese estado para subir los peldaños que nos lleven a un reencuentro.
El reencuentro es con el Yo, en el que hay una chispa de divinidad, hoy apagada.
La vida, se nos dice, se vuelve entonces valiosa.
Es un tiempo propicio para retirar obstáculos, para allanar el camino que nos lleve a ese Yo.
 Vivir de otro modo no tiene sentido: es, dice el Dalai Lama, como lamer  la miel depositada en la cuchilla.  Sufriremos de continuo.
Amor y cooperación: dos palabras sobre las que vivir.
La  ira, la maldad, al codicia, la envidia, todas ellas son obstáculos en  el camino del amor y la cooperación, hacen descender al hombre del nivel  divino al nivel animal. Toleren a sus semejantes con paciencia y  entendimiento, practiquen la tolerancia y la simpatía. Traten de  descubrir el punto de contacto, no de conflicto. Esparzan humanidad y  profundicen la bondad por medio del conocimiento.; entonces la vida se  vuelve, sin lugar a dudas, valiosa.
 Sri Sathya Sai Baba (1926-2011).  “Sadhana, el sendero interno”, Capítulo 6, punto 56, Ediciones Shatya,  p143. Foto: niño en Agra, India, 30 abril 2010